Acariciar a tu gato debería ser un momento de conexión y relajación, pero a veces, ese dulce gesto termina en un mordisco inesperado. Aunque parezca una reacción agresiva o inexplicable, este comportamiento tiene raíces en la biología y el comportamiento natural de los gatos. Aquí te explicamos por qué sucede y cómo evitarlo.
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¿Por qué tu gato te muerde cuando lo acaricias?
1. Sobrestimulación: la causa más común
Los gatos
perciben el mundo a través de receptores táctiles en los folículos pilosos de
su piel. Al principio, las caricias pueden resultar placenteras, pero si
continúan demasiado tiempo, cruzan su umbral de tolerancia, transformándose en
molestia o incluso dolor. Este fenómeno, conocido como “agresión inducida por
caricias”, es una respuesta fisiológica y no un acto de malicia.
Cada gato
tiene un umbral de sensibilidad único, que varía incluso según el momento del
día o su estado de ánimo. Por lo tanto, lo que en un momento les gusta, en otro
puede ser irritante.
2. Dolor físico oculto
Si notas
que tu gato muerde al acariciarle en un punto específico, podría estar
sintiendo dolor. Algunas dolencias no son evidentes y pueden pasar
desapercibidas. Si sospechas esta causa, visita al veterinario para un chequeo.
3 Consejos prácticos para evitar mordiscos al acariciar a tu gato
1. Juega con tu gato regularmente
El juego no
solo fortalece el vínculo entre tú y tu felino, sino que también ayuda a
liberar energía acumulada. Los gatos que no realizan suficiente ejercicio
tienden a llegar más rápido al punto de sobreestimulación.
Dedica al
menos 5-10 minutos diarios a jugar con tu gato, usando juguetes que imiten
movimientos de presa. Esto reducirá la energía sobrante y mejorará su tolerancia
durante las caricias.
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2. Deja que tu gato tome la iniciativa
Permite que
tu gato decida cuándo quiere ser acariciado. Extiende tu mano a unos
centímetros de su rostro y espera a que se acerque y se frote contra ti. Si lo
hace, es una señal de consentimiento. Durante la interacción, haz pausas para
permitirle pedir más caricias si lo desea.
Cuando los
gatos controlan el inicio y la duración del contacto, disfrutan más y son menos
propensos a mostrar comportamientos agresivos.
3. Aprende cómo y dónde acariciarlo
No todas
las áreas del cuerpo de un gato son iguales en términos de sensibilidad. A la
mayoría les encanta que les acaricien la cabeza, el cuello y la base de la
cola, pero suelen preferir que se eviten el vientre y las patas. Además, aplica
movimientos suaves y pausados.
Evitar
zonas sensibles y aprender las preferencias de tu gato reducirá las
posibilidades de mordiscos.
Si tu gato
te muerde mientras lo acaricias, recuerda que no es por maldad ni agresividad
deliberada. Es una forma de comunicarse cuando algo se vuelve incómodo.
Siguiendo estos consejos y aprendiendo a leer las señales de tu gato, podrás
disfrutar de momentos más placenteros y sin mordiscos. ¡Tú gato y tú lo
agradecerán!
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