El mercado alimentario es cada vez más rico en productos procedentes de la agricultura ecológica y en alimentos dietéticos y saludables. Sin embargo, existen ciertos ingredientes cuyas normas de higiene y seguridad no se respetan, en particular el caso del pollo industrial, cuyo consumo no está exento de riesgos.
El pollo es un alimento popular en muchas
culturas, está repleto de vitaminas, aminoácidos esenciales y proteínas de calidad.
En Francia, la mayoría de la población prefiere el pollo criado en libertad en
parte al aire libre y alimentado con un 80% de cereales, este es el famoso
Label Rouge.
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Pollo industrial vs pollo orgánico
El pollo industrial
Lamentablemente, el entorno en el que se
desenvuelven los pollos industriales no siempre respeta las normas de
seguridad, lo que genera riesgos permanentes para la salud. Por lo general, los
edificios contienen hasta 30 000 pollos, lo que da como resultado un
crecimiento bacteriano significativo y un ataque microbiano implacable durante
la incubación, la alimentación, el transporte, el sacrificio, el desplumado y
la evisceración.
La cría industrial de pollos a menudo es
estigmatizada debido a los muchos abusos, como la reducción del tiempo de
crianza, la inyección de hormonas de crecimiento, esteroides y antibióticos y
el hecho de alimentar a los animales con harina animal. Todos estos productos
químicos se utilizan para satisfacer una gran demanda a expensas de los
estándares de higiene recomendados.
El pollito se cría durante 41 días en lugar
de los 81 días regulados, lo que es peligroso no solo para los pollos sino
también para los consumidores.
Una investigación destacó en particular el
hecho de que no se respetaron las normas relativas a la calidad del aire y el
control de la temperatura, lo que provoca la muerte de millones de pollos.
Muchos criadores que desean obtener ganancias venden aves de corral eludiendo
las reglas de la cría profesional sin preocuparse por el riesgo para la salud
pública que esto puede implicar.
El consumo de pollos industriales siendo
estigmatizado por muchas organizaciones de salud, los nutricionistas han
decidido investigar el tema para evaluar las consecuencias. Según ellos, esto
se traduce en altos riesgos para la salud, en particular los trastornos
cardiovasculares.
Estos problemas están relacionados
principalmente con los productos químicos y la carne que se les da a los pollos
para asegurar un rápido crecimiento sabiendo que no deben consumir carne. El
uso excesivo y no regulado de los antibióticos que ingieren los pollos está en
la raíz de la proliferación de enfermedades como la bacteria intestinal E. Coli
y los estafilococos.
Un equipo de la filial alemana de la
asociación Amigos de la Tierra realizó un análisis de laboratorio de veinte
muestras de pollos industriales que obtuvo de cinco supermercados grandes y
medianos (GMS) diferentes; resultó que se detectaron varias moléculas de
antibióticos que contenían los patógenos mencionados anteriormente.
La harina animal, así como los antibióticos
y esteroides mencionados en este artículo, tienen efectos nocivos para la salud
humana a largo plazo. Esto tiene dos consecuencias, por un lado, la aparición
de trastornos y enfermedades que los médicos tienen dificultad en diagnosticar
y por otro el consumo parcial de pollo industrial para evitar patologías aún
más graves. De hecho, las patas y las alas han sido objeto de investigación y
son las partes que contienen más agentes químicos. Por lo tanto, se recomienda
encarecidamente no consumirlos si compra su pollo en el supermercado.
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El Pollo orgánico
La mejor manera de evitar todos estos
inconvenientes es consumir solo pollo de granja o pollo orgánico porque es
esencialmente el método de cultivo el que determinará si existe peligro o no.
Un pollo 100% orgánico se cría en campo abierto a diferencia del pollo
industrial.
El hecho de que pasen la mayor parte del
día al aire libre permite que las gallinas ecológicas disfruten de una mayor
libertad y estén en contacto con la naturaleza mientras disfrutan del espacio y
la luz. Su alimentación es sana y equilibrada y se compone principalmente de
cereales y legumbres que no contienen transgénicos ni sustancias químicas.
Además, la duración de la cría de pollo
ecológico cumple con la normativa, se sacrifica como mínimo a partir de los 81
días y no de 41 como el industrial.
Se ha puesto en marcha una directiva
europea y exige que se garantice el bienestar de los animales de granja sin
dolor y sin sufrimiento, ¿cuándo se aplicará la misma normativa a los pollos
industriales?
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